✅ La Historia de Meremberg Contada por Zvanhild Buch Kohlsdorf la Plata Huila PNN purace ✨
Meremberg PNN Purace Historia
La historia de Meremberg se remonta a finales del año 1929, cuando el emigrante alemán Karl (o Carlos) Kohlsdorf, mi abuelo, quien estuvo vinculado como docente en la Universidad Nacional de Bogotá, dictando la cátedra sobre el cultivo de cacao, fue encomendado a emprender viajes de exploración para el trazado de la carretera entre La Plata, Huila y Popayán, Cauca. Acompañado de un peón, y machete en mano, se abrió paso subiendo por la ribera del río La Plata, penetrando en las selvas vírgenes, donde, por ese entonces, no habitaba ser humano alguno. El doctor Kohlsdorf quedó fascinado con el paisaje y la vegetación de esta región, y junto con otros alemanes, decidió adquirir terrenos baldíos mediante escritura pública, buscando un lugar para vivir en paz y establecer su familia.
Su ideal, desde un comienzo, fue intercalar bosques y potreros, conservando fragmentos de bosques intactos e interconectados, sobre todo en las laderas más pendientes, preservando las fuentes de agua, buscando un equilibrio entre los procesos productivos y los naturales. Además de conservar una reserva de bosques para el futuro, esta era una estrategia vital para el control biológico de enfermedades.
En el año 1932 llegaron doña Elfriede, su esposa y sus dos hijos, Matilda, mi madre, de 12 años y Helmut, mi tío, de 10 años. Arribaron tras emprender un largo viaje en barco desde Alemania hasta Buenaventura, de ahí en ferrocarril hasta Neiva, después a lomo de mula y caballo por Puerto seco, La Plata, hasta Meremberg. En su travesía por la montaña, tuvieron que cruzar el río La Plata por un vado, pero pronto, mi abuelo construyó el primer puente en madera en el punto de Savaneta (hoy, Gallego). Hoy día, aún se observa el viejo camino de descenso al lado norte del actual puente de la carretera. En Gallego, junto al río, construyeron un albergue, donde pasaron la noche muchas veces don Carlos y su familia, en esas largas jornadas a caballo, con el fin de comprar víveres cada dos semanas en La Plata. Eran dos días de ida y dos días de regreso. Con la ayuda de los alemanes se fundó la primera escuela en Savaneta. Ellos mismos pagaban el sueldo del profesor y conseguían el equipo y los utensilios de enseñanza.
Siguieron duros años de adecuación de tierras para la familia. El cultivo de papa fracasó por la humedad existente, pero con abnegación y espíritu de pioneros, paulatinamente lograron sembrar pastos y crear potreros para ganado vacuno, equino y bovino.
En el año 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial con consecuencias para ciudadanos alemanes en Colombia. Se dio la oportunidad a jóvenes alemanas en el exterior, de regresar a su patria sin costo alguno. Mis abuelos aprovecharon este ofrecimiento para que Matilda, mi madre retornara a Alemania para someterse a un tratamiento médico, debido a que su visión cada día era más deficiente. Desafortunadamente, tampoco en Alemania lograron que recuperara la visión, quedó ciega de un ojo y con poca visión en el otro.
El doctor Carlos Kolsdorf murió agotado en septiembre del año 1945. Su viuda quedó sola al frente de la finca, y gracias a la construcción de la carretera La Plata - Popayán, logró subsistir durante tres años, vendiendo comida a los contratistas, hasta el retorno de su hija Matilda en 1948, quién llegó de Alemania con su esposo Günther Buch. Desde un principio, Günther se enfrentó al conflicto de elegir entre el legado de su suegro de conservar las riquezas de Meremberg y la zona, o dejar que se diera curso a la pretensión de los colonos de acabar con los bosques de Meremberg. En este punto, me gustaría citar un pensamiento de mi padre, Günther, que es fiel reflejo de la situación:
“Cuando un hombre se enfrenta solo a una colectividad fanática para mantenerse firme, debe examinar hasta el fondo, la veracidad de sus propios motivos. En esos años, llenos de desilusiones, de amenazas masivas, de represalias anónimas, tuve presente el imperativo categórico del filósofo alemán Immanuel Kant: actúa de tal manera que las normas de tu actitud puedan ser base para una legislación general”.
Hoy día, como hija, admiro el temple y la firmeza de mi padre. Gracias a su espíritu luchador, Meremberg apostó por la conservación y protección del medio ambiente, demostrando en el trasegar del tiempo, hacer la diferencia entre la destrucción y la conservación, marcando hitos con hechos puntuales de visión futurista, convirtiéndose en una figura emblemática y bandera no solo de la región, sino del departamento del Huila y de Colombia entera, trascendiendo más allá de sus fronteras. Hoy más que nunca, sabemos que las selvas no son infinitas y que en Colombia las agotaremos, sí continuamos con las talas desaforadas de sus bosques vírgenes. ¡La decisión está en nuestras manos!
Nuevamente, quiero hacer referencia a un escrito de mi padre
”La creación comprende, no sólo al hombre, sino a todas las formas de vida. Cada animal y cada planta, revelan un misterio grandioso y único. Cuando el hombre destruye el último representante, esa especie nunca, nunca retorna a la vida. Aquí en Meremberg intentamos construir algo semejante al Arca de Noé, donde sobrevivieron las especies durante el diluvio. Si queremos fundar un refugio para las últimas especies de nuestra región, sin la voluntad y ayuda de todos, no podremos salvarlas “.
Continuando con la historia de mi familia, Matilda y Günther tuvieron tres hijos Dietlind, Gerfried y Svanhild. Nacimos en un hogar modesto, sin lujos, donde nuestros amigos eran los animales y la naturaleza. Crecimos sin energía eléctrica y con gran sensación de libertad y bienestar, aprendimos a conocer los sonidos de la naturaleza, a escuchar los murmullos del bosque, que nos transportaban a un mundo mágico. Amo ese sentimiento, amo el viento frío y la lluvia sobre mis mejillas, las noches estrelladas con su vía láctea, correr descalza sobre los prados y escuchar el caer de una hoja, ver volar una bandada de aves, escuchar la música de los monos aulladores, cabalgar libremente sobre el lomo de un caballo, y uno de mis más bellos recuerdos, ver jugar a los venados con los terneros en los potreros. En fin, todo esto despertó en mí una sensibilidad única.
Gracias a la ayuda de la colonia alemana en Cali, asistimos mis hermanos y yo, al Colegio Alemán, fuimos entregados a diferentes familias, siendo acogidos con mucho cariño por ellas. Para nosotros, no fue fácil alejarnos de nuestro paraíso verde para educarnos.
Durante mi ingenua adolescencia, la vida me dio el primer gran golpe. El 3 de marzo de 1975 recibí una llamada de mi padre, avisándome que mi madre había sido asesinada el día anterior. Cuando llegué a Meremberg, en un momento sentí que las agujas del reloj se detuvieron, todo en mí se destrozó, no entendía nada, sin embargo, con dolor, también me di cuenta, de que la vida a mi alrededor continuaba su cauce. En ese momento, comprendí que unos perdigones no iban a silenciar la voz de mi madre, e internamente asumí la responsabilidad de proseguir ese legado.
Hoy, reafirmo el anhelo de cumplir ese sueño, que no sólo es conservar este relicto, sino convertirlo en un gran centro de investigación. El contacto con la naturaleza es la principal fuente de conocimiento.
El inexorable curso del tiempo. Mi hermano Gerfried se graduó de bachiller en el ITA de La Plata. Más adelante, también se vio obligado a abandonar a Meremberg, por amenazas. La vida a él no le dio la fortaleza para seguir luchando, y en 2002 murió a causa de un cáncer. Mi hermana, Dietlind se consagró varias veces campeona nacional, suramericana y centroamericana en natación, defendiendo el color del tricolor nacional. Sin embargo, después de terminar su bachillerato se radicó en el exterior.
Tras la turbulencia política de los años 90 que aquí conocemos, fuimos desplazados como muchos otros campesinos colombianos. En los años 90’s, mi padre, ya cansado, enfermo, decepcionado y con el presentimiento de épocas venideras aún más difíciles, por situaciones que se estaban gestando en el acontecer político y social de aquel entonces, decidió regresar a Alemania, en busca también, de una reconciliación con su patria. No obstante, se fue con la satisfacción de haber dejado una semilla de profundo respeto, admiración y compromiso por propagar, multiplicar y crear conciencia en pro de la naturaleza, y de haber convertido a Meremberg en un refugio, en una Reserva Natural, precursora de la sociedad civil y en ser ícono de sacrificio, perseverancia y lucha continua.
Yo me quedé en Colombia ¡Establecí mi familia fuera del Huila con sus retos implícitos y desafiantes! Sin embargo, mi corazón y mi mente siempre estuvieron y están en Meremberg. Como en el resto de Colombia, nuestra región, tampoco estuvo ajena a los problemas de orden público a causa del conflicto armado, y junto a mi familia y trabajadores de la reserva, sorteamos situaciones muy difíciles, para no dejar que esta gran obra se redujera a añicos. Siguieron años de constante incertidumbre, un sentimiento de impotencia. La región se sumergió en un misterioso silencio, y sólo se apreciaban miradas aterrorizadas, atemorizadas e inquisitivas entre sus pobladores. No obstante, siempre hubo una luz que nos iluminó el camino, una voz de apoyo, un motor que no nos dejó desfallecer, y logramos una vez más salir a flote, mediante un manejo de la finca bajo los actuales principios de sostenibilidad en términos económicos, ambientales y sociales.
Nosotros como familia y propiedad privada, hemos priorizado el desarrollo ambiental sobre lo económico, y hemos demostrado que la gestión ambiental y la sostenibilidad, también son pilares de desarrollo. ¡Tengo la certeza que al fin, estamos llegando a la cúspide del iceberg de un emprendimiento y una labor estoicas! Hemos logrado traspasar el umbral de la negación y rechazo, a la aceptación y admiración. ¡Puedo decir que todos los visitantes a Meremberg regresan a sus destinos con una sonrisa y un sentimiento de reconocimiento! Para mí, eso es, hasta ahora, mi mayor recompensa.
Hoy día, en calidad de copropietaria y representante de la primera reserva natural de la sociedad civil del país, portón de entrada verde al Huila, soy líder y mensajera, no sólo de los sueños de mis abuelos y padres, cuyos cuerpos yacen en el cementerio familiar en la finca, cuyos espíritus y almas son nuestra guía y ángel guardián, sino también de un gran esfuerzo y sacrificio en pro de la conservación de los recursos naturales de este importante ecosistema estratégico de la zona.
Mi sentir y anhelo es que absolutamente todos, todos, aunemos esfuerzos para que el corazón de Meremberg, la primera reserva natural de la sociedad civil de Colombia, hoy día en su cuarta generación. En estos momentos históricos de paz, conciliación y reconciliación en Colombia, Meremberg aplaude, apoya y es abanderada y líder de la iniciativa de la Gobernación del Huila que reza así:
‘En el año 2020, el Huila será el corazón verde Colombia, pacífico, solidario y emprendedor; líder de una región dinámica, donde florecen los sueños de todos’.
Información adicional
- Ubicación:
- Purace
- Distancia:
- Desde el municipio de La Plata 50 Km, desde la capital del Huila 180 Km.
- Vía:
- vía Popayán-Puracé-La Plata.